Derribar
mitos es una de las tareas más codiciadas de los historiadores. Ante
una afirmación repetida hasta el hartazgo, un documento que pruebe lo
contrario suele funcionar como antídoto. Y si de peronismo se trata, hay
una lista interminable de ideas que se han implantado en el ideario
colectivo que demandan una revisión. Raanan Rein, vicepresidente de la
Universidad de Tel Aviv, visitó Buenos Aires para contarle a los
argentinos que hay una idea insostenible: que Perón tenía simpatías con
el nazismo y antipatías con el judaísmo. Y ofrece pruebas contundentes.
Los muchachos peronistas judíos (Sudamericana) es una investigación sobre los argentinos judíos y el apoyo al Justicialismo.
Para indagar en esta relación entre peronismo y judaísmo, el autor
primero repasa las razones por las cuales se erigió este mito de un
Perón antisemita: "La neutralidad de la Argentina durante la
Segunda Guerra Mundial, la entrada de criminales de guerra como Eichmann
al país y ciertos apoyos de extrema derecha durante la campaña de Perón
cristalizaron esta imagen", detalla el historiador.
Pero inmediatamente aclara que "todas estas cuestiones pueden explicarse en su contexto histórico", para concluir que las
dos primeras presidencias de Perón fueron las que mejores vínculos
diplomáticos tuvieron con el Estado de Israel en la historia argentina.
Rein, profesor y también doctor en Historia en la Universidad de Tel Aviv, estudia al peronismo desde hace muchos años. Con
un español fluido aunque acentuado con notas hebraicas, se muestra
apasionado por su objeto de estudio, y enmarca esa fijación que tienen
varios historiadores de todo el mundo por Perón: "En la historiografía
escrita en América Latina fuera del continente son tres los temas que
atraen la atención: la revolución mexicana, la revolución cubana y el peronismo". Publicó más de una decena de libros sobre la Argentina, el peronismo y el judaísmo.
Los muchachos peronistas judíos
se convertirá, incluso, en un documental que lo mantiene ocupado
reuniéndose con diversas instituciones judías en el país. Aquí, en
diálogo con Clarín, un adelanto exclusivo de los temas más polémicos que
trata el libro que saldrá a la venta en el país el próximo lunes.
- En la introducción del libro enumera una serie de "parentescos amigables" entre el peronismo y la comunidad judía. Pero despues dice que "la dirigencia de las instituciones judías comunitarias, una y otra vez, ha hecho un esfuerzo sistemático por borrar un fenómeno que no le parecía conveniente". ¿Cómo sería esto?
- En la introducción del libro enumera una serie de "parentescos amigables" entre el peronismo y la comunidad judía. Pero despues dice que "la dirigencia de las instituciones judías comunitarias, una y otra vez, ha hecho un esfuerzo sistemático por borrar un fenómeno que no le parecía conveniente". ¿Cómo sería esto?
-
Efectivamente: la dirigencia comunitaria, una vez que cae Perón, hizo un
esfuerzo sistemático por borrar de la memoria colectiva este apoyo por
parte de distintos individuos judíos y grupos judíos al primer
peronismo. En parte fue un reflejo de la política de las nuevas
autoridades nacionales, la Revolución Libertadora, para desperonizar la
sociedad. Sin embargo, el éxito logrado por los dirigentes comunitarios
judíos ha sido mayor que el éxito de las autoridades nacionales, y de
hecho la mayoría de los argentinos judíos (y no sólamente ellos) siguen
hoy con la idea de que la comunidad judía -como si se tratara de un todo
homogéneo- era en su vasta mayoría hostil al peronismo. Están convencidos de eso. Y yo creo que fue un mito. Es una imagen falsa y distorsionada. Y para desafiar este mito hice un "borrón y cuenta nueva", y volví a las fuentes, que es lo que un historiador tiene que hacer.
- En el libro cuenta que la posición de neutralidad
de la Argentina durante la Segunda Guerra Mundial es, en parte, el
origen de esta visión del peronismo como antijudío. ¿Cómo se implantó
esta idea en la sociedad argentina?
- Sí, este
mito tiene que ver con la neutralidad argentina. Pero lo que yo digo es
que hay que tener en cuenta que cuatro presidentes distintos, dos
civiles y dos militares, estaban apoyando esta política (es decir, no es
una política de Perón, sino una política argentina) y que en aquellos
años gozaba de un apoyo bastante amplio. Hay otras razones: el hecho de
que en su campaña electoral lo apoyaban algunas organizaciones de
extrema derecha como la Alianza Libertadora Nacionalista y su alianza
con la Iglesia Católica una imagen en distintos círculos judíos acerca
de sus posiciones hacia los judíos. Y, por supuesto, la entrada de
inmigrantes alemanes, huyendo de Europa después de la Segunda Guerra y,
en particular, la entrada de algunos criminales de guerra a este país. En
la historiografía, muchas veces te vas a encontrar con una operación
controlada por Perón para abrir las puertas a estos criminales nazis.
Esta es otra razón que apoya a la ide que el libro deconstruye: a mí me parece linda para una película de Hollywood, pero no para entender la realidad de aquellos años.
- Pero fueron muchos los que encontraron refugio en la Argentina. Incluso el "arquitecto" de la solución final, Adolf Eichmann.
-
Sí, es cierto. Pero entraron también en otros países. Si uno no adopta
una perspectiva comparativa, puede caer en este mito de que la Argentina
fue el refugio con "r" mayúscula para todos los criminales de guerra. La mayoría de los que entraron lo hicieron con documentos falsos,
a veces lo hicieron por una presión que el Vaticano ejerció sobre el
gobierno argentino. Y en algunos casos como Eichmann, no es que una vez
que entraron al país se los recibieron con los brazos abiertos y
lograron insertarse en la sociedad. sin ninguna duda es una figura
especial. Pero si uno mira la política de otros gobiernos argentinos
posteriores, esta política de mantener a la soberanía a todo costo y
rechazar los pedidos de extradición caracterizó a otros gobiernos
también. Y es recién en la segunda mitad de los años 50 que se empieza a
saber que había criminales de guerra nazis en el país, cuando empiezan a
aparecer notas en medios de comunicación. Lo que sí existió fue un
plan para traer al país a científicos y técnicos alemanes. Pero aquí
también hay que adoptar una perspectiva comparativa: todo el mundo tenía interés en aprovechar esta oportunidad de captar a gente muy preparada en Alemania,
que podía contribuir al desarrollo industrial y científico. Por eso
entraron científicos alemanes a Estados Unidos, la Unión Soviética y
otros países entre el 47 y el 49.
- Hay una segunda parte de tu argumentación que
apunta a otra cuestión que también para vos es un mito: la
caracterización de Perón como fascista. ¿Cómo sería eso?
-
Hay que tener en cuenta, primero, que por lo menos en los debates
políticos acá, la gente usa el término "fascista" con mucho simplismo.
El hecho de que Perón tuviera la formación de un militar, ante todo, no
apunta al Perón fascista. ¿Por qué? Bueno, el hecho de haber ido
a Italia a adquirir experiencia en el alpinismo no significaba que se
hubiera hecho un gran estudioso del fascismo o que se juntara con
dirigentes fascistas y discutiera con ellos sobre los principios de esta
doctrina. Perón era un líder carismático. Mussolini era un
líder carismático. Pero eso no significa que hayan tenido similitudes
políticas. En Perón uno nota cierto autoritarismo, sí, es
cierto. Pero uno no tiene que ser fascista para tener características
autoritarias. Cuando uno habla de fascismo, por último, tiene
que pensar en la base social del movimiento. Y la base social del
fascismo era muy distinta de la base social del justicialismo. Por la
idiosincrasia de la sociedad y economía argentina, en particular, y por
el uso de la violencia política, tan común en la Italia fascista, no se
notaba en aquellos años en la Argentina.
- "Las elites argentinas no se caracterizaron por su apertura a la comunidad judía", dice en el libro. ¿Por qué?
-
Las elites argentinas tenían una actitud muy ambigua y hasta
contradictoria respecto de los inmigrantes, especialmente los
inmigrantes no católicos y no europeos. Entonces era bastante difícil
para los argentinos judíos, los árabes, los japoneses, integrarse en
distintos ámbitos de la sociedad argentina. El caso del primer
peronismo, lo que vemos es que este énfasis sobre el crisol de razas,
según el cual los inmigrantes tenían que dejar de lado todos los rasgos
étnicos y todos sus legados, sus idiomas, para convertirse en
argentinos. Perón, que rechazó muchas ideas liberales, no puso énfasis
en los derechos individuales pero sí en los derechos de grupo. Entonces
legitimó los distintos grupos de inmigrantes con su esfuerzo de mantener
algún componente identitario étnico a la par de la argentinidad. En ningún momento Perón vio una contradicción entre su condición de argentinos y su identida como árabes, japoneses, judíos. Al
contrario, Perón intentó instrumentalizar o aprovechar los lazos de
estos grupos de inmigrantes con sus madres patria. Yo argumento en este
libro que Perón le abrió las puertas a la argentina multicultural de hoy
en día, a diferencia de la extrema derecha. El Perón de los años 40 y
50 no habló en términos de una doble lealtad o una contradicción. Es
más, en un discurso dice que un buen judío en Argentina debe apoyar al
sionismo y al Estado de Israel.
- Entonces, ¿cuándo aparece esta idea de Perón antisemita?
-
Antes de la llegada de Perón al poder. Ya durante la campaña electoral
de fines del 45 y principios del 46 se estaba cristalizando esta
imagen.
- ¿Quién fue Amram Blum y por qué es importante en tu investigación?
-
Era un rabino ortodoxo que vino de Jersualém, que vino de la comunidad
judeo-siria, y logró, por su brillantez, tener mucho peso y mucha
influencia dentro de la colectividad judía. Él se transformó en un
consejero de Perón y se transforma en un nexo entre Perón y la
colectividad judía. Eso molestaba mucho a los opositores a Perón y
contribuyó a crear, incluso, una imagen "judía" para el peronismo.
Los carteles de los nacionalistas católicos durante el conflicto entre
Perón y la Iglesia a fines del 54 y durante el 55 a veces se referían a
la influencia del judaísmo sobre el peronismo. Aquí también radica una
razón adicional: una vez que cae Perón, la dirigencia comunitaria judía
se distancia de Perón para decir "nosotros no teníamos nada que ver con
esta segunda tiranía que acaba de caer".
- ¿Cuál fue la postura de Perón frente a la creación del Estado de Israel?
-
La Argentina se abstuvo en la votación de noviembre de 1947. Sin
embargo, una vez que se establece el Estado de Israel, Argentina es el
primer país latinoamericano en establecer una embajada en Israel. Manda
el primer embajador judío en Argentina a Tel Aviv, que es Pablo Manguel
-dirigente de la OIA- y cultiva lazos muy estrechos y muy importantes
para el país recién establecido. Además, la fundación Eva Perón manda
frazadas y medicamentos a los nuevos campamentos de inmigrantes en
Israel. Fue una de las mejores décadas de relaciones bilaterales y una de las décadas con menos incidentes antisemitas en toda la historia Argentina.
- El libro maneja una hipótesis muy fuerte: que el
peronismo lanzó a la comunidad judía a la esfera pública argentina ¿En
qué basa esto?
- Te puedo contestar primero con
un par de ejemplos. Dedico mucha atención a los intelectuales judíos que
apoyaban al peronismo y a la figura de César Tiempo, uno de los
intelectuales judíos más importantes en este país en el siglo pasado.
Cuando acepta él acepta el cargo de director del suplemento cultural del
diario La Prensa, expropiado por el gobierno peronista, durante dos o
tres años publica allí a más autores judíos que el diario La Nación en
50 años. Es decir, con el peronismo se abren nuevas
oportunidades para los judíos en este país, lo cual es otra prueba de
que Perón no era nazi, sino que más bien catapultó a los judíos a la
vida pública Argentina. No es lo mismo decir esto que insinuar
que estaban excluidos en la argentina pre-peronista, pero el acceso que
tienen a distintos cargos y entidades estatales, representa no solamente
un cambio cuantitativo, sino también cualitativo.
- ¿Es un libro incómodo para el peronismo, el judaísmo, para ambos o más bien lo contrario?
-
Para algunos peronistas, sin ninguna duda. Para algunos judíos, sin
ninguna duda. No puedo generalizar, pero ya recibí algunos comentarios
en el sentido de que "no es el momento oportuno para publicar este
libro".
- ¿Por qué?
-
Porque estamos en medio de una campaña electoral, y unos y otros pueden
utilizarlo para sus fines. Yo estoy haciendo mi tarea de historiador. Y
tengo suficiente experiencia para saber que una vez que publicás un
estudio, ya no es solamente tuyo. Y cada uno lo puede interpretar y usar
según sus criterios ideológicos. Lo importante es que la gente
interesada lo lea y discuta. Después, cada uno puede sacar sus
conclusiones. Pero como historiador, siempre digo que para mejor
entender el presente, tenemos que acercarnos al pasado. Entender el
papel jugado por distintos judíos en el primer peronismo, desde sus
inicios, en algunos casos, nos ayuda a entender también la presencia
judía en el peronismo de fines de los 62 y principios de los 70, la
presencia judía en el menemismo de los 90 y, por supuesto, la
presencia judía en el kirchnerismo. Pero sin entender lo que sucedió en
aquel primer peronismo uno pierde la posibilidad de entender cambios y
continuidades en la historia.
Publicada por Clarín