En una tierra con tanta riqueza histórica como la que queda comprendida
entre el río Jordán y el Mediterráneo es difícil encontrar yacimientos
que sorprendan a los arqueólogos. Esta semana ha visto una rara
excepción. Una excavación al suroeste de Jerusalén, en una zona donde se
iba a ampliar una carretera, ha descubierto una estructura de 10.000
años de antigüedad, probablemente una vivienda, que según la Agencia de
Antigüedades de Israel es la más antigua del lugar, erigida en el
Neolítico y cuyos moradores formaban parte de una generación que
comenzaba a abandonar el estilo de vida nómada a favor de uno
sedentario, abriendo vías al cultivo y la ganadería.
Según los arqueólogos, el edificio fue reparado en varias ocasiones a
lo largo de los siglos. Junto a la vivienda se encontraron nueve hachas
primitivas, probablemente pertenecientes a una era posterior, que
habían sido abandonadas por su dueño. Varias se emplearon como
instrumentos de cultivo y otras para el culto. De hecho, hay varios
indicios de que en el yacimiento hubo diversos sitios erigidos para la
actividad religiosa.
Otras construcciones en la zona pertenecen a la Edad del Cobre, la
segunda mitad del quinto milenio antes de Cristo. Junto a los restos de
unos edificios cuya finalidad no se ha identificado aún hay un menhir
hexagonal de 1,30 metros de altura y varios cientos de kilos de peso,
mínimamente pulido en sus seis lados y con su cara más amplia dirigida
al este. Los arqueólogos consideran que era un objeto de culto, lo que
podría indicar que cerca de él se hallaba un templo. De momento, en la
región sólo se han localizado casas de rezo del Calcolítico en Ein Gedi,
en la orilla occidental del Mar Muerto, y en Teleilat Ghassul, en la
parte jordana de este.
Los expertos han podido trazar la evolución de la comunidad asentada
en este lugar gracias al crecimiento y la expansión de los edificios a
lo largo de los siglos. “Esta excavación nos ofrece un amplio retrato de
la evolución y el desarrollo de la sociedad en este asentamiento a lo
largo de las eras”, explica Amir Golani, uno de los directores de la
misión arqueológica. “De este modo podemos ver claramente que en la Edad
del Bronce, hace 5.000 años, la sociedad rural hizo la transición a una
sociedad urbana. Podemos ver claramente un asentamiento que fue
planificado gradualmente, que fue incluyendo callejones y edificios que
eran muy impresionantes desde el punto de vista de su tamaño y la forma
de su construcción”.
A los excavadores les sorprendió especialmente una de las estructuras
que presenta suelos enlucidos, con una capa de mezcla para tersar la
superficie, algo que representa toda una novedad para un tiempo en el
que el hombre ni siquiera conocía la cerámica. Cerca de esa casa se han
encontrado restos de una preparadora de mezcla para el enlucido y para
el calentamiento de piedra caliza, empleada en la construcción de los
edificios.
El yacimiento, 30 kilómetros al oeste de Jerusalén, se halla en el
inicio de la llanura que queda justo oeste de las colinas de Judea, que
avanza hasta la costa mediterránea. Se han descubierto sus restos en el
transcurso de una excavación para la ampliación de la carretera israelí
38, que atraviesa la localidad de Beit Shemesh y que queda al sur de la
autovía principal que une Jerusalén con Tel Aviv. Desde este miércoles
las autoridades israelíes abrirán de forma temporal los restos a visitas
del público y según la portavoz de la Agencia de Antigüedades de
Israel, Yoli Schwartz, algunos objetos se retirarán para su exhibición
posterior en museos.
Publicada por el diario El País.