Anécdotas históricas y etimología de la cerveza


Documentos sumerios datados cuatro mil años antes de Cristo muestran referencias a esta bebida fermentada hecha con granos de cereales en Mesopotamia. En Babilonia, el consumo de cerveza llegó a ser tan grande que obligó al rey Hamurabí a reglamentarlo. El código de Hamurabí tendía a proteger a los bebedores contra las maniobras de los taberneros deshonestos, lo que lo convirtió en la primera ley de defensa del consumidor de la Historia. Entre los caldeos, la cerveza era ofrecida en tributo a los dioses.
 
Según narraciones de algunos cronistas de la Antigüedad, cuando Nabucodonosor se aburría de sus concubinas, solía matarlas ahogándolas en cerveza. Ya en el Imperio Romano, Plinio relata que los galos llamaban cervesia a la bebida y brasce, al grano usado para fabricarla. Brasce dio origen en francés a brasseur, (fabricante de cerveza) y a brasserie (cervecería).
 
Durante la Edad Media, los monjes fabricaban las mejores cervezas, conocidas en bajo latín como cerevisiae monacorum (cerveza de los monjes) que se elaboran hasta hoy en algunos países europeos bajo el nombre de «cervezas de abadía». La cervesia de los galos se derivaba del céltico korma y se derivó posteriormente a cervoise, nombre por el que fue conocida esta bebida durante varios siglos en francés antiguo, por lo menos desde el siglo XII. Las primeras referencias en español datan de los siglos XV, como cervesa y XVI, ya con la forma actual.
 
El francés bière, el italiano birra, el inglés beer y el alemán Bier provienen del latín bibere (beber).