El trabajo en la Edad Media - Última parte

Las corporaciones de oficios y los gremios
En la Edad Media las corporaciones eran llamadas métiers o guildes en Francia y en Flandes, werke en Alemania o arti en Italia, estas asociaciones. A finales de la Edad Media todos los oficios de las ciudades de Occidente se organizaban en guildas muy sólidas, que les permitían reforzar sus privilegios políticos y sociales.

En su obra ya citada aquí anteriormente, Heers plantea que el carácter aristocrático de las asociaciones de oficios es indiscutible, que en cada profesión los compañeros, obreros, pequeños artesanos, permanecían estrechamente sometidos a los maestros que dominaban la corporación, siendo éstos quienes podían elegir a los cónsules, gobernantes, notarios, protectores, etc. que son los encargados de tomar las decisiones, aplicar los reglamentos, infligir penas y multas.

Sólo los maestros asisten a las asambleas donde los compañeros no tienen ninguna intervención. Éstos generalmente no pertenecían al mundo de los artesanos, eran grandes comerciantes pañeros o sederos, banqueros, ricos burgueses; fundan un oficio juramentado para vigilar mejor a sus obreros. Muy pronto los maestros aseguran las fortunas de sus hijos.

Para acceder a la maestría era necesario presentar una obra, lo que requería una gran habilidad profesional, pero sobre todo una gran inversión, y además el pago de una tasa muy elevada y la prestación de un juramento, pero los hijos de los maestros estaban exentos de todo esto.

En los grandes oficios como aquellos relacionados con la lana o la seda los privilegios eran mayores. Esas asociaciones aristocráticas tenían el primer lugar en el gobierno de su ciudad. En Londres en el siglo XIV ocho oficios gobiernan la ciudad.

Durante mucho tiempo los minuciosos estatutos de las corporaciones, el control estricto de la calidad y los precios mostraban una cierta igualdad en las condiciones de los maestros artesanos, pero en realidad lo único que querían garantizar era su ganancia. A través de los oficios juramentados y sus estatutos afirmaban sus monopolios y sus ventajas, manteniendo precios de compra bajos para las materias primas y precios de venta elevados para los productos terminados, prohibían el ejercicio de la profesión a lo extranjeros, a los inmigrantes recién instalados, controlando los puntos de venta.

Pirenne, por otra parte, afirma que los gremios, y las asociaciones que les dieron origen, se encontraban en las renacidas ciudades medievales cuando indica que "los trabajadores urbanos constituyeron desde fines del siglo IX cofradías (fraternitates, caritates) en las cuales se reunían diversas profesiones. (…) deben de haber correspondido (…) a la necesidad de protección económica. La urgencia de unirse unos con otros para resistir la competencia de los advenedizos era muy apremiante (…)".

Asimismo, y debido a la fuerza política y económica que con el paso del tiempo las asociaciones profesionales adquirieron, lograron progresivamente imponer precios, como se indicó de compra de materiales y venta de productos, y estándares de calidad convenientes. Este autor asegura que se vuelve imprescindible dictar normas que protejan a los consumidores, y que es “imposible dictar leyes sobre los productos sin hacer otro tanto respecto a los productores. Para asegurar la buena calidad de los primeros, el único medio era vigilar a los segundos”.

Hay, por otra parte, desde el Estado, un interés en fomentar la asociación de los distintos oficios. Al respecto, cabe afirmar que de este modo el control sobre los mismos se simplifica grandemente.

Como en otros casos, las fuentes contemporáneas ilustran acabadamente los intentos de controlar las diversas actividades profesionales:
El preçio del çirujano que tome es a saber, por la llaga que del golpe ouiere hueso quebrado, tome veinte mencales, e non por otra; e por la llaga que pasare que oviere menester dos linos, dies mencales; e por otra qual quier llaga que non pasare, nin oviere hueso quebrado, non tome el çirujano mas de çinco mencales

Para finalizar con este punto, Pirenne afirma que “en lo esencial se puede definir al gremio medieval como una corporación industrial que gozaba del privilegio de ejercer exclusivamente determinada profesión, de acuerdo con los reglamentos sancionados por la autoridad pública”.

Como lo prometido es deuda: acá va la bibliografía que usamos en este trabajo.

  • Bianchi, Susana. Historia social del mundo occidental: del feudalismo a la sociedad contemporánea. Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2007.
  • Bois, Guy. La revolución del año mil. Crítica. España, 2000
  • Dhondt, Jan. La alta edad media. Siglo XXI de España. Madrid. 2º ed. 1972.
  • Guglielmi, N.; Iolster, N. El trabajo urbano. Historia Medieval. Fuentes. Selección y traducción de las autoras. Depto. De Historia, Cátedra de Historia Medieval, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 1976.
  • Heers, Jacques. El trabajo en la edad media. Columba. Bs.As. 1967
  • Homet, Raquel. El trabajo rural. Historia Medieval. Fuentes. Selección y traducción de la autora. Depto. De Historia, Cátedra de Historia Medieval, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 1975.
  • Hunger, J. Histoire de Verson. Caen, 1908.
  • Lacey, R.; Danziger, D. El año 1000. Formas de vida y temores ante el cambio de milenio. Ediciones B. Barcelona, 1999
  • Power, Eileen. Gente de la Edad Media. Eudeba, Buenos Aires, 1968.
  • Pirenne, Henri. Historia económica y social e la Edad Media. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 1939.
  • Ridley, Jasper. Los masones. La sociedad secreta más poderosa de la tierra. Ediciones B Argentina. Buenos Aires, 2000
De la bibliografía, en particular de las selecciones de fuentes medievales editadas por la UBA, en el transcurso de la serie de entradas (y del trabajo, por ende), se citaron las siguientes:
  • Carta rural de garantías del siglo XIII entre el señor de Montgascon y los campesinos de la villa de Pagnant.
  • Ley de los bataneros del Fuero de Cuenca. Siglo XII.
  • XIIIJ Título. Del preço del çirujano.
  • Traitè d’Economie rurale composé an Anglaterre au siecle XIII.
  • Etimologías. San Isidoro. XX, Cap. 14.