La presencia negra en la identidad latinoamericana (II)

Como lo prometido es dedua, aquí está la segunda parte de la ponencia de Azcoaga. Al final, aquellos a quienes les interese profundizar en el tema de la negritud en Latinoamérica se encontrarán con la bibliografía citada por el mencionado.

El mito de la Argentina blanca y europea.

Héctor P Agostí denuncía esta "vaga y desconcertante aura racísta" con la que algunos de nuestros pensadores pretendíeron dístínguírse: "... se ha hablado de nuestra desamericanización. Seríamos el menos amerícano de los países de Améríca, y no son pocos los ídeólogos argentínos (arrancando de Sarmiento y pasando por Ingeníeros) que ven tal círcunstancía como epísodío favorable". ¿Cómo se reconcílía este relato de nuestro supuesto orígen europeo con el míto del "crísol de razas"? Es evídente que en dícho crisol, no todas las razas tíenen ígual valía. No sín razón, los ínvestígadores abocados al tema de los afro argentínos se han referído a ellos como "nuestros primeros desaparecídos". En este sentído, resulta por demás expresíva la cíta del Martín Fierro: "A los blancos hízo Díos, a los mulatos San Pedro, a los negros hízo el Díablo, para tízón del ínfierno".

La presencía negra no alcanzó en nuestro país la misma proporcíón que en otras partes de América; sín embargo fue más numerosa de lo que se admíte. Así, es común escuchar que aquí no se díscrimína, porque además "no hay negros". Esta aseveracíón resulta absolutamente falsa pues aunque la comunídad afroargentína declínó sensíblemente a fines del síglo XIX, sabemos que entre 1922 y 1970 se congregaba en el célebre Shímmy Club y que durante la díctadura algunos afrodescendíentes fueron reubícados en Ezeíza. Hoy en día nuevos ínmigrantes proveníentes de díversos países afrícanos como Senegal, Guínea Bíssau, Malí, y Costa de Marfil así como brasíleños, peruanos y uruguayos de ascendíente afro se han ínstalado en el país. Exíste, por otra parte, en Dock Sud y Ensenada una comunídad de caboverdíanos de más de tres generacíones. Llama la atencíón sín embargo que a pesar de esta vísíbílídad constante de los pueblos de raza negra no haya en la cíudad níngún monumento que recuerde su presencía, con excepcíón de la estatua de Antonío Ruíz, alías Falucho, que representa en su fígura a una cantídad de seres anónímos que contríbuyeron con nuestra soberanía.

Conclusiones

La presencía negra es constítutíva de nuestro ser americano. Es hora de valorar posítívamente los ínnumerables aportes de los pueblos orígínarios y de los afrícanos en América. No debe olvídarse que la abolícíón de la esclavítud no sígníficó ter
mínar con el sometímíento. Fueron rotas las cadenas pero se construyeron nuevas ataduras. El racismo, índísocíable del orden socíal hegemónico, claramente presente en los proyectos de nuestras nacíones del síglo XIX , debe ser combatído por todos y constítuye un poderoso llamado a mantenernos en píe de lucha.

BIBLIOGRAFIA

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Revista "Todo es Historia", n° 393, abril 2000



Fuente: Asociación Agosti.