Los grupos araucanos, conocidos en forma general como Mapuches, comenzaron a llegar desde el Oeste trasandino, en actual territorio chileno, desde tiempos prehispánicos. Sin embargo, estas corrientes migratorias se daban en grupos pequeños y en forma asilada.
A mediados del siglo XVII la interacción de los araucanos con los tehuelches se intensifica a partir de las relaciones comerciales y los primeros comienzan a tomar un papel cada vez más activo y central en la vida de la pampa y la región patagónica. Finalmente, en los últimos años del siglo XVIII se hicieron con el poder en la región por varias razones, entre las que destacamos dos de mayor relevancia: la desaparición de los principales caciques de las actuales provincias de La Pampa y Río Negro, y las victorias en la guerra contra los grupos locales.
Por otra parte, en la provincia de Santa Cruz el contacto con los recién llegados fue pacífico, aunque el predominio mapuche marcó a la región y dio como resultado el mestizaje, que en el norte de la región pampeana se dio como consecuencia de la victoria militar de los araucanos, que tomaron por esposas a mujeres tehuelches.
Como ya se dijo en esta serie, los tehuelches no tenían jefaturas sólidas, sino que más bien la autoridad de los caciques se limitaba a decidir los cursos de marcha y las cacerías. La arraigada y fuerte cultura guerrera de los araucanos va a producir un fuerte cambio en este sentido y, en pos de la supervivencia de sus grupos, los caciques tehuelches ganaron en poder, aunque como se ve, el cambio no fue suficiente para evitar el dominio de la nueva cultura y la derrota en la guerra.
Otro cambio introducido por esta cultura se dio en la vestimenta, que ya no sólo sería el típico quillango o manto patagónico, sino que ahora además se comenzaría a usar la lana de llama, traída por los araucanos.
Algunas características de los araucanos.
Los grupos araucanos estaban constituidos por tres parcialidades, asentados al oeste de la Cordillera de los Andes en actual territorio chileno. Estas eran: picunches (al norte), mapuches (al centro), huilliches (al sur).
Todos practicaban la agricultura, sobre todo sembrando maíz y papa; la caza de pumas, guanacos y aves; y la pesca. Además, habían desarrollado la cría de llamas, de las que utilizaban la lana en sus vestimentas.
Las mujeres eran propiedad absoluta del hombre. Los caciques podían llegar a tener diez esposas, que se heredaban junto con el cargo. Sin embargo, el chamanismo era desarrollado por las mujeres de gran prestigio, llamadas machi, y tenía múltiples funciones, como el diagnóstico y cura de enfermedades, interpretación de sueños, comunicación con el mundo sobrenatural, etc.
Los araucanos creían en la existencia de Nguenechen, creador de todas las cosas, dueño de la naturaleza y dador de la vida, y a él se dirigían las plegarias para pedirle gracias como comida abundante y larga vida. Este rito es el Nguillatún, y aún hoy persiste.
El mapa con la localización de estos grupos, aquí.