La Gran Retra


En los últimos días estuvimos viendo temas relacionados con las instituciones de gobierno de Esparta y, como para ir cerrando, al menos momentanéamente el tema, hoy vamos referirnos a la Gran Retra, o constitución de Esparta.

La tradición antigua consideró que las particularidades de la vida espartana se debían a Licurgo, quien habría dividido la tierra en lotes iguales, distribuidos luego entre los ciudadanos, dio forma a las instituciones educativas, a las peculiridades de la vida social, y creó el sistema administrativo y constitucional.

Los autores antiguos le asignaban una cronología que fluctuaba entre la llegada de los Heráclidas y el siglo VIII a.C. Plutarco, aunque ofrece diversas fechas, opta por considerar que fue regente de Esparta como tutor del rey Carilo durante la mayoría de edad de ese monarca, que reinó hacia 750 a.C.

Entre los historiadores modernos, Licurgo es considerado por unos como un dios, un héroe del panteón dorio por otros, un tercer grupo sostiene que fue un personaje real de la Esparta arcáica, mientras hay también quienes niegan su existencia histórica.

Al margen, la figura de Licurgo resulta relevante toda vez que bajo su representación se aglutina la necesidad psicológica de poseer una figura referencial, a la cual acudir en busca de restablecimiento del orden en momentos de dificultad.

Del mismo modo, su obra legisladora tenía un doble origen divino. Por un lado, estaba relcionada con las míticas leyes cretenses dictadas por el mismo Zeus, además de habían sido facilitadas a Licurgo por el Oráculo de Delfos, lo que hacía que las normas fueran inalterables y de cumplimiento obligatorio.

Sin embargo, el origen de la Retra no está claro. La traducción literal de la palabra significa "cosa dicha", lo que inspiró varias teorías desde comienzos del siglo XX, que incluyen las posibilidades de que se trate de un acuerdo entre distintos pueblos tras el sineicismo, de que el texto completo fuera un Oráculo o, simplemente, que todo el texto no fuera más que una falsificación.

Sin embargo, hay estudiosos que indican que la Retra no es sino el fruto de un proceso de transformación y adaptación de diversos arquetipos ancestrales a una época y necesidades diferentes, en el que se plasman los cambios experimentados y se instituyen novedosos órganos de gobierno, creando una relación inédita entre el poder político y el conjunto ciudadano. Se supone, por ello, que esta legislación no debió ser obra de una sola persona ni de un tiempo limitado.

En "Vida de Licurgo" Plutarco recoge el texto de la Retra, aunque en algunos pasajes el texto está corrupto. Casillas indica que se trata de un texto extraño, redactado en forma de oráculo, en el que se ordena proceder a una nueva distribución de la población en tribus (las tres tradicionales dorias: Hylleis, Dymanes y Pamphyloi) y en Obas o divisiones administrativas de carácter local, cuyo número se desconoce; establecer en treinta (incluídos los dos reyes) los miembros de la gerusía, reunir periódicamente la Apella en un recinto abierto y aprobar finalmente la Retra por asentimiento del pueblo.

El mismo Casillas indica que el régimen es de mutua desconfianza, porque la Asamblea tiene poder decisorio, pero se limitan los riesgos de que ceda ante impulsos momentaneos permitiendo a la Gerusía -que puede presentar propuestas- intervenir en el momento oportuno y disolverla.

Entre los siglos VII y VI, sin que se pueda precisar el momento, la Retra sufrió un añadido llamada Adición, porque en palabras de Plutarco, "el pueblo distorsionaba y transformaba las propuestas quitando y añadiendo cosas en contra del bien común". Puntualmente, la reforma otorgaba el poder a la Gerusía para disolver la Asamblea. Es claro entonces que surja la duda, ya que en el texto original de la Retra la Gerusía ya contaba con esta potestad, la adición parece superflua.

Para terminar, una cita de La República de los Lacedemonios, de Jenofonte, refiriéndose al apego a la ley por parte de los espartanos.

"En Esparta los magistrados y las leyes son obedecidas hasta el grado máximo (...) Licurgo no hubiera intentado establecer semejante disciplina si no hubiese ganado de antemano para su causa a los principales ciudadanos (...) en Esparta al contrario, son los ciudadanos encumbrados los que se muestran completamente sumisos a los magistrados (...) pues estiman que si dan ellos mismos el ejemplo de una obediencia solícita, los demás seguirán sus pasos" (Cap. VIII)

Imagen: Jenofonte, obtenida de Wikipedia, donde también se puede leer una biografía de este personaje.