Cultura de la Ciénaga




Hacia el año 900 antes de Cristo aproximadamente, comenzaron a poblarse los valles del Oeste de Catamarca, principalmente el de Hualfín en el departamento Belén, y el Valle de Santa María, donde las posibilidades climáticas ofrecían muy buenas perspectivas para el asentamiento de grandes conglomerados humanos, que poco a poco dejaron de ser nómades para comenzar una nueva etapa en su evolución, la que se caracteriza por la iniciación de la domesticación de plantas, animales y la aparición de los trabajos de piedra pulida y cerámica.

El valle de Hualfín fue escenario del desarrollo cultural precolombino más espectacular de la República Argentina, con técnicas de gran nivel, que posibilitaron plasmar en la cerámica y en la escultura toda una cosmovisión espiritual del hombre americano. 

Las diversas campañas arqueológicas llevadas a cabo en Catamarca, por centros de investigaciones antropológicas provenientes de la Universidad de La Plata, Buenos Aires y el Litoral; determinaron la publicación de numerosos trabajos que posibilitaron el conocimiento y la consagración de las culturas arqueológicas de Catamarca, como las más adelantadas y extraordinarias del país.

El período Agroalfarero Temprano, que se desarrolló desde el año 500 A.C. al 600 de la era cristiana, se caracterizó fundamentalmente por la aparición de la arquitectura, la domesticación de animales (camélidos -llama, alpaca-), plantas (maíz, zapallo, porotos, quinua, amaranto, ají), desarrollo de la industria lítica de la piedra pulida y de la alfarería y metalúrgica.  Las culturas arqueológicas que representan el Período Temprano son Cóndor Huasi, Ciénaga, Alamito y Saujil. 

Prácticamente en forma contemporánea al momento de Cóndor Huasi Clásico, se desarrolló en el valle de Hualfín, la cultura de La Ciénaga. Esta tenía la misma actividad económica, es decir la agricultura, recolección y domesticación de plantas. Este momento precolombino se produjo entre los años 100 al 400 de la era cristiana. 

Por lo general se trataba de un pueblo que también tuvo gran dominio de las técnicas alfareras y escultóricas; en efecto, la cerámica de La Ciénaga presenta una gran variedad de tipos grises, donde se destacan nítidamente los vasos y las jarras, con decoración incisa geometrizante; o bien con motivos figurativos realistas, como la presencia de la llama, felinos, aves, figuras humanas o la síntesis combinadas.

Tuvo varios momentos en su evolución. La primera facie, se denomina "La Manga", y corresponde a una cerámica rojiza pintada con motivos geométricos. Subsisten pequeñas urnas y vasos. Des pués se suceden otras etapas, que han sido denominadas Ciénagas I, II, III, etcétera, en donde abundan las formas geométricas, figurativas y abstractas dentro de los motivos decorativos.

La Ciénaga, desde el Valle de Hualfín, se expandió por casi todo el Oeste y el Valle Central, llegando hasta La Rioja donde sobreviven numerosos sitios de importancia.

Los representantes de esta cultura trabajaron en forma brillante los metales y la piedra. Son notables en la Cultura Ciénaga algunos objetos en piedra granítica, como ser grandes morteros o conadas decoradas con figuras esculpidas, grandes vasos o figuras de animales, como un ejemplar de chinchillón que se exhibe en el Museo Arqueológico Adán Quiroga; pulseras, vinchas, pinzas depilatorias, pectorales y colgantes, son otros de los tantos objetos trabajados en oro, cobre y plata que conforman los bienes culturales de este poblado aborigen. 

Tanto Ciénaga como Cóndor Huasi tuvieron sus raíces en las culturas andinas que se desarrollaron en Perú.

 Imagen obtenida de NAYA. Información de Catamarca Guía.