La Reconquista de La Mancha y Extremadura 6 - La Real Mesta

El estudio de los orígenes de la mesta deja bastante que desear en el libro de Klein, sobre todo cuando se intenta determinar hasta qué punto la mesta fue realmente un producto de la zona fronteriza de la cuenca del Guadiana.

Los orígenes de la mesta son más oscuros de lo que comúnmente se cree. Lo que frecuentemente se llama carta de fundación de Alfonso X es de hecho una serie de cuatro documentos distintos, fechados en 1273, pero redactados para reemplazar otros más antiguos gastados por el uso excesivo. Estos documentos no describen una organización, sino que suponen su existencia y le conceden protección real, pastos y otros privilegios. La mesta, pues, debió existir antes de 1273 y sus comienzos pueden situarse, no en el extenso periodo que va de 1212 a 1273, sino en el intervalo entre la conquista de las tierras de pasto extremeñas y una fecha muy anterior a 1273, que justificaría el desgaste de los documentos por el uso, antes citado. Si fijamos el intervalo entre 1230 y 1263 no estaremos muy lejos de la verdad.

El acontecimiento más importante de los que pudieron influir en la creación de la mesta fue seguramente el comienzo de las grandes marchas trashumantes en el otoño, de ganado vacuno y lanar.

Si olvidamos la novedad que supuso la entrada de las gentes y ganados norteños en los pastizales de la cuenca del Guadiana, no podemos comprender lo que sucedió. Sabemos sin duda que estas marchas comenzaron después de hecha la reconquista de estas llanuras. Y a partir de allí Bishko habla de un rápido desarrollo de la industria, acompañado de distintas concesiones reales.

Debe recordarse que en estas grandes marchas hacia el sur se trasladaba gran cantidad de ganado, los pagos de montazgo se calculaban basándose en rebaños de ovejas. De acuerdo a la costumbre secular, los pequeños ganaderos agrupaban sus rebaños individuales en un solo rebaño municipal.

En estas condiciones la mezcla de reses extraviadas en rebaños municipales distintos a los que pertenecían, y las disputas entre ciudadanos con motivo de sus diferentes Fueros, debieron multiplicarse y hacer necesarias varias instituciones reguladoras de carácter supramunicipal.
Pero estos no eran los únicos problemas con que los ganaderos trashumantes tenían que enfrentarse en su marcha hacia el sur. Más urgentes todavía eran la seguridad de sus derechos de pasto y la defensa contra los ataques de los ganaderos de la cuenca del Guadiana que, como se comprenderá, no veían con buenos ojos las anuales invasiones de sus pastizales y los aprovechamientos de su agua.

El violento antagonismo contra los pastores trashumantes fue en gran parte extremeño y manchego. Las órdenes militares y las ciudades de la cuenca del Guadiana –no las de Castilla de más allá del Tajo, que por lo general eran miembros de la mesta- fueron los más encarnizados enemigos de los ganaderos norteños y, desde su fundación, de la Real Mesta.

La lucha esencialmente se daba entre dos grupos de competidores de pastores y vaqueros del norte y del sur, cada uno de los cuales se disputaba la posesión de los pastos invernales en las mejores tierras de las llanuras sureñas.

Pero qué acontecimientos llevaron al reconocimiento real de la mesta y en qué orden cronológico se produjeron, es algo que al presente es imposible determinar. Las ciudades más orientales desde Cuenca a las tierras de pasto de La Mancha, Murcia y Andalucía, se unieron en algún año de la segunda mitad del siglo XIII y formaron el llamado “Consejo de la Mesta de la Cañada de Cuenca”.

Pero ¿fueron las ciudades o el rey quien tomó la iniciativa para establecerla? No podemos contestar a esta pregunta por ahora, como tampoco podríamos hacerlo en el caso paralelo de Extremadura.

De lo único que puede hablarse con certeza es de que de la afluencia de ganado en el otoño en la zona extremeña surgió, probablemente entre 1260 y 1265, el Real Concejo de la Mesta. Y en este sentido cabe afirmar que la mesta fue un producto de la ganadería de tipo fronterizo en la cuenca del Guadiana.

El capítulo del Guadiana en la historia de las áreas fronterizas ibéricas ofrece características únicas de interés:

1. El éxito de la adaptación castellana a condiciones de llanuras semiáridas, impropias para ser regidas por instituciones agrarias urbanas normales en la Edad Media.

2. El intenso desarrollo de una sociedad ganadera de pequeñas ciudades y pequeños ganaderos que apacentaban gran número de ovejas y vacunos en pastizales abiertos.

3. La supremacía militar, gubernamental y religiosa de las órdenes militares a expensas de la ciudad, la corona y la Iglesia.

4. Las invasiones trashumantes que produjeron el establecimiento de la mesta.

Fuente: El castellano, hombre de llanura. La explotación ganadera en el área fronteriza de La Mancha y Extremadura durante la Edad Media. Charles J. Bishko.