Imágenes recuperadas del fin de un mundo


Ayer publicábamos una entrevista del diario Clarín con la antropóloga Anne Chapman, y como para completar un poco el panorama hoy publica el diario Crítica esta interesante noticia que reproducimos a continuación sobre una muestra fotográfica en la que se exhibe el registro de Chapman y del P. Martín Gusinde en sus trabajos con los Selk'nam.

La antropóloga Anne Chapman conoció a fines de 1964 a Lola Kiepja, considerada una de las últimas selk’nam u ona, dado que había nacido en el marco de la conquista y vivió buena parte de sus años según las costumbres de su pueblo. Chapman contó que en el 64 Kiepja habitaba sola en una choza en una pequeña reserva en Tierra del Fuego. Calculó que tendría entre 85 y 90 años y supo que tenía doce hijos ya muertos, un bastón, carne y leña que le procuraban, entrenamiento de chamán, conocimiento del castellano y lucidez.

La antropóloga, nacida en 1922 en Los Ángeles, contaba con sus estudios de grado en México, un doctorado en Columbia y trabajo de campo en Chiapas y Ecuador bajo la dirección de Claude Lévi-Strauss y la invitación a unirse al equipo austral de la arqueóloga Annette Laming-Emperaire.

Ambas compartieron semanas en 1965, y tres meses más, un año después. Kiepja recordó, contó, incluso cantó. Chapman documentó. La grabó entonando en lengua selk’nam y tomó fotos impresionantes que a partir de hoy a las 19 se exhiben en “El fin de un mundo. Retrato de los selk’nam”, muestra curada por la escritora Sylvia Iparraguirre en la Biblioteca Nacional. El trabajo de Chapman, que incluye discos y un documental de aquella época, se mostró en los últimos meses en Ushuaia y en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, acompañado de conferencias.


Su primer plano del rostro arrugado de Lola, ese que nos hace mirar de frente sus ojos brillantes, o el paisaje inhóspito, a veces poblado por rebaños de ovejas vistos de lejos, no son las únicas piezas que vale la pena descubrir o revisitar.


Chapman se basó en la investigación del austríaco Martín Gusinde, el único blanco que registró en 1923 el “hain”, ritual de iniciación selk’nam. Gusinde retrató hombres desnudos entre montañas con capuchones de nieve y agua helada, con el cuerpo pintado con rayas y máscaras; jovencitos en cuero a la intemperie con las caras también pintadas y gorros de piel. Chapman explicó que no se sabe exactamente cuántos eran los selk’nam. Gusinde calculó que antes de 1880 sumaban cerca de 4.000, dispersos en grupos pequeños. Kiepja falleció en 1966. Chapman dijo que quedaban entonces trece mayores de 50 años, la mayoría hijos de blancos mestizos.


Ella siguió investigando. Volvió al sur en 1967 para traducir la voz de Kiepja. Trabajó con una amiga de ella, Angela Loij, miembro de la misma etnia, que falleció en 1974. Emprendió largas expediciones a caballo. Halló un asentamiento yámana que resultó ser el primer sitio prehistórico de los indígenas fueguinos. Y, entre otros libros, publicó Los selk’nam de Tierra del Fuego (Cambridge, 1982) y La vida de los onas (Emecé, 1986/2007). Hoy, Cambridge está por imprimir su monumental volumen sobre los yámanas, que se titula European encounters with yaghan people of Cape Horn before and after Darwin (Encuentros europeos con yámanas del Cabo de Hornos antes y después de Darwin).

El sociólogo Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, escribió sobre esta muestra: “A la distancia, en esas imágenes de peones del sur, esquiladores en traje de domingo, bellas mujeres envueltas en piel de guanaco, adolescentes en ritos de iniciación, ceremonias fantasmales que quizá son el anuncio neolítico de nuestros ahora pobres carnavales, nos traducen los cimientos primeros de la vida en común que yacen ahogados en nuestras civilizaciones”.

Se podrá visitar en Agüero 2502, de lunes a viernes de 10 a 20, hasta el 14 de junio.