Apuntes de historia romana. Economía tras las guerras púnicas (II)

Los cambios que a nivel económico se produjeron, como se dijo, a consecuencia de la segunda Guerra Púnica y el enfrentamiento con Filipo no terminan con el cambio de tipo de explotación, o con el cambio de manos de la tierra.

Para que las tierras rindieran buenos dividendos con el sistema latifundista o de pastoreo, el factor que va a cerrar el círculo es una mano de obra barata. Si bien De Martino indica que es difícil establecer la diferencia de costos en términos concretos, sostiene que para el dueño de estas grandes porciones de tierra un esclavo resultaba más barato que un bracero o un colono. La otra hipótesis que este autor maneja es la dificultad que bien puede haber existido de que aquellos que tenían en propiedad pequeñas porciones de tierras se hubieran sometido a un amo que les señalara de qué trabajos debían ocuparse.

En el mismo sentido, Anderson explica que “la mano de obra utilizada en estas enormes propiedades, que surgieron a partir del siglo III (a.C.), fue suministrada por la espectacular serie de campañas que dieron a Roma el dominio del mundo mediterráneo: las guerras púnicas y macedónicas, las guerras contra Yugurta y Mitrídates y la guerra de las Galias, que colmaron a Italia de militares cautivos en beneficio de la clase dirigente”.

Por otra parte, es preciso mencionar que hasta los tiempos anteriores al periodo en que estos cambios comienzan a producirse, había esclavos en Roma, aunque no podemos hablar de una “sociedad esclavista”. Esta concepción va a cambia debido a múltiples factores. Las pérdidas de la guerra no se reducen a los hombres enrolados caídos o mutilados en campaña, o al arrasamiento sistemático tanto de la fuerza cartaginesa como por el empleo de la estrategia de “tierra quemada”, sino que la población femenina e infantil también sufrieron un fuerte descenso a causa de las enfermedades asociadas a la miseria en que la guerra sumió a Italia.

De Martino explica que en los años sucesivos los censos muestran “sin dudas sin contracciones en los nacimientos y, si los niveles no descendieron por debajo de los más antiguos, se debe sólo al sistema de manumisión de esclavos, que adquirían así, amén de la libertad, también la ciudadanía (que) ya estaba en uso (…) El sistema social se fue transformando de un modo aún más profundo de cuanto había ocurrido en el régimen de la tierra y la sociedad romana se encaminó a convertirse en una sociedad esclavista por excelencia”.

Para volver sobre el punto, y tener una idea más acabada del manejo de la propiedad y de los esclavos, Narciso Yanguas muestra en sendas citas de Catón algunas claves sobre las obligaciones de los esclavos, y acerca de los derechos de los amos.

“El dueño de la casa, tan pronto haya llegado a su explotación, después de haber saludado a sus penates, hará un recorrido, el mismo día si puede y si no al siguiente, de su propiedad. Una vez enterado de la forma cómo se desarrolla la explotación de sus tierras, el balance de los trabajos efectuados o en proyecto, en seguida convocará al encargado y le preguntará lo que se ha hecho y lo que falta por hacer. ¿Se acabaron los trabajos a tiempo? ¿Cuánto vino, trigo y demás productos existen? Cuando sepa a qué atenerse, deberá proceder a una evaluación comparativa de los trabajos y las demoras, si algún trabajo está significado con alguna falta. El intendente alude a su dedicación, al desfallecimiento de los esclavos, el pago de las corveas públicas. Cuando ha terminado de enumerar estas razones y otras muchas alude de nuevo el intendente al cómputo exacto de las tareas y de los trabajos. Si ha habido mal tiempo y lluvias, ve a qué total llega, a qué trabajos se pueden dedicar durante la época de lluvia: fregado, embadurnamiento de las grandes tinajas, limpieza de la villa, apaleo de los granos, transportes de las basuras al exterior, selección de la simiente, reparación de las cuerdas viejas y fabricación de otras nuevas; es entonces cuando deben remendar sus viejas túnicas y capuchas”. Catón, Sobre la agricultura, 2

“Con los esclavos no hay que se crueles: hay que cuidar que no sufran el frío ni hambre. El guardián debe tenerlos constantemente en el trabajo, para evitar que cometan robos o crímenes… Si el guardián estuviera en connivencia con los esclavos, el amo no debe dejarlo sin castigo… Las habitaciones para los esclavos que pueden moverse en libertad deben estar orientadas hacia el Sur; para los encadenados, si hay muchos, conviene poseer un ergástulo en los sótanos del edificio que responda lo más posible a las exigencias sanitarias, con muchas ventanas pequeñas para la luz, situadas a una altura tal que no se puedan alcanzar con las manos… Para el ganado se construyen estables con características tales como para preservarlo tanto del frío como del calor excesivo; para los bueyes de trabajo se deben determinar dos raciones, una invernal y otra de verano…” Catón, sobre la agricultura, 5, 56 y 59



Fuentes Bibiliográficas
Bravo, G. Historia del mundo antiguo. Una introducción crítica.
De Martino, F. Historia económica de la Roma antigua. Vol. I
Rostovtzeff, M. Roma. De los orígenes a la última crisis.
Yanguas, N. Textos para la historia antigua de Roma
Anderson, P. Transiciones de la antigüedad al feudalismo.