Brasil. Origen etimológico del nombre

El origen del nombre de este país sudamericano ha dado lugar a nada menos que once hipótesis diferentes, que el filólogo brasileño Adelino José da Silva Azevedo resumió en una sola en un libro publicado en 1967. En él prueba que se trata de una voz de procedencia celta, aunque sus orígenes más remotos pueden rastrearse hasta los fenicios. Éstos mantuvieron un intenso comercio de un colorante rojo, que se extraía de un mineral cuyos principales proveedores eran los celtas, pueblo minero que explotaba yacimientos desde Iberia hasta Irlanda.

Los griegos sucedieron a los fenicios en el comercio de este producto, al que llamaban kinnabar, y que pasó al latín como cinnabar, al portugués como cinábrio y al español como cinabrio. Una de las características de las lenguas celtas es la inversión de partículas; así, al kinnabar lo llamaron barkino, que daría lugar a nuestro barcino, adjetivo que se aplica a ciertos animales de pelaje rojizo y que, con variantes, pasó a designar el color rojo en varias lenguas de influencia celta.

En la Edad Media, los artesanos empezaron a usar un colorante rojo extraído de la madera, que en la Toscana se llamó verzino; en Venecia, berzi y en Génova, brazi, nombre que muy pronto designó también la madera de donde se sacaba, conocida en España como palo brasil o palo de Fernambuco, y en Portugal como pau-brasil.

En la época de los descubrimientos, los portugueses guardaban celosamente el secreto de todo cuanto hallaban y conquistaban, a fin de explotarlo con más ventaja. Pero no tardó en correrse la voz en Europa de que habían descubierto una cierta ‘isla de Brazil’, de donde extraían el ‘palo brasil’. El gentilicio ‘brasileiro’, surgido en el siglo XVI, inicialmente se refirió a los que comerciaban aquella madera y, más tarde, a los portugueses que llegaban al Brasil en busca de fortuna.

Fuente: Archivo personal.