Algunas lenguas y familias lingüísticas de aborígenes argentinos

El de las lenguas es un tema fantástico, porque es una de las expresiones culturales más visibles, y porque también es vehículo de esa cultura. Al presentar el actual territorio argentino una gran variedad de culturas, vamos a encontrar, en consecuencia, una gran variedad de lenguas. Sin pretender que esto va a fondo, y que se agotan aquí los estudios, quiero presentar hoy un bosquejo con algunas cuestiones básicas referidas a la filiación lingüística de algunos de los pueblos originarios de la Argentina.

Según la bibliografía que consultamos para esta entrada, una familia lingüística es “un grupo de lenguas que descubren su procedencia de un tronco ancestral común. (...) dos o más lenguas se caracterizan por presentar entre ellas una gran similitud (...) Es un concepto teórico forjado en el marco de la lingüística comparada”.


Araucana: familia integrada por la lengua del mismo nombre. Ni en Argentina, ni en Chile, de donde son originarios los Mapuche hay otro pueblo que se pueda incluir dentro de esta familia.


Arawak: Familia que comprende numerosas tribus emparentados lingüísticamente, originarias de las selvas del Orinoco y del Amazonas. Los Chané son considerados el grupo más austral de los que integran esta familia, y el más influenciado por las culturas andinas. En Argentina, los Chané se encuentran mayoritariamente en la provincia de Salta.


Cacán (también Cacá, o Kakán): Era la lengua hablada en la región de los valles Calchaquíes por Diaguitas, Juríes y -como vimos- por los Kilmes (o Quilmes). Su área de influencia probablemente se extendió desde los mencionados valles Calchaquíes, al norte, hacia el sur hasta el valle de los Caypanes, al este en la zona del río Dulce y hasta el noroeste de la actual provincia de Córdoba.


Guaycurú (también Guaykurú): Dentro de esta familia se incluye a pueblos como los Pilagá, Toba, Mocoví, Abipón (actualmente extinguidos), Mbayá (o Caduveo) y Payaguá. Estos pueblos de filiación Guaycurú fueron en el área del Chaco los que presentaron una de las más feroces resistencias al avance de los europeos. Como los Tehuelche, ellos adoptaron el caballo de los invasores, con lo cual sus actividades, ethos y capacidades guerreras se vieron ampliadas y reforzadas.


Lule-Vilela: Familia lingüística integrada por las lenguas Lule, Tonocoté, Matará y Vilela. Se ubicaron entre la actual provincia argentina del Chaco y los ríos Bermejo y Pilcomayo, al norte del país. Los Vilela sufrieron terriblemente a manos de los colonos blancos que fueron asentándose en la mencionada provincia.


Mataco: esta denominación no refiere a una lengua o familia lingüística, ni a grupos homogéneos desde el punto de vista cultural, sino a un criterio de clasificación de las distintas tribus hecho por los primeros estudiosos.


Mataco-Mataguayo (o Mataco-Makká): ahora sí, esta familia lingüística está integrada por los grupos Mataco-Wichí, Mataguayo, Chorote, Chulupí, Guisnay y Makká. Estos pueblos ocuparon el área occidental del gran Chaco, es decir, el Chaco paraguayo, la región del norte argentino y el este del actual territorio boliviano.


Toba: el uso de esta palabra se da para señalar a un grupo que ha tenido intenso contacto con los Chiriguano, de los que son originarios. Autodenominados Qom, hablaban el Qom l'aqtak, lengua perteneciente a la familia Guaycurú.


Tson, Chon o Chónik: Familia lingüística integrada por los Tehuelche en sus distintas parcialidades. Aunque parten de un tronco ancestral común, sus idiomas presentan significativas diferencias.


Tupí-Guaraní: Esta familia lingüística está integrada por dos grandes troncos, el Tupí y el Guaraní. Se divide en varias ramas y numerosos grupos con semejanzas culturales. El guaraní es una lengua de uso generalizado en la provincia argentina de Corrientes, y en Misiones en menor medida.


Yagán: dentro de este tronco lingüístico incluimos los idiomas de los Yámana, Alacaluf y Chono. Entre los primeros podían detectarse cinco variantes dialectales, en consonancia con las divisiones territoriales que los grupos hacían estableciendo los cotos de caza de cada uno de los grupos.


Fuente: Claudia A. Forgione; Etnología General y Argentina.