Hindúes en el Ferrocarril San Martín

Cuando pensamos en los inmigrantes que llegaron a la Argentina en las distintas "oleadas", en general nos referimos a los italianos y españoles que se instalaron por casi todo el país, en los alemanes y ucranianos (franceses y belgas en menor medida también) que comenzaron a vivir en la provincia de Misiones, pero... ¿hindúes?. No solemos pensarlo.

Lo cierto es que el historiador Roberto Conde relata, en el Nº 32 de la Revista de Historia Bonaerense, que en los primeros años del siglo XX se publicaba una revista denominada Central Argentine Railway, dedicada a la actividad ferroviaria, y en la que aparecían todo tipo de notas de color y acontecimientos sociales, como casamientos, nacimientos, cumpleaños, etc.


En el número del mes de febrero de 1912 apareció una artículo firmado por el Sr. J. R. Strattford Fox, ingeniero del distrito San Martín del Departamento Vía y Obras. Conde se tomó la tarea de traducir este artículo sobre el trabajo de algunos hindúes orientales que llegaron al país por aquella época (la revista se publicaba en inglés), y aquí compartimos algunos de los aspectos más interesantes de este artículo.

“… Las siguientes notas (son) con respecto a la primera cuadrilla de trabajadores asiáticos que vinieron a esta República.


El 31 de enero de 1912 la embajada británica realizó arreglos (…) para dar trabajo a una cuadrilla de indios que habían llegado a Buenos Aires (…). Los hombres fueron enviados en un tren especial a San Martín
(Provincia de Buenos Aires)
y a su llegada a la estación causaron gran diversión a los numerosos pasajeros del tren, ya que arrojaron primero sus pertenencias y bienes por las ventanas, y luego siguieron ellos también por las ventanas.


Se preparó una lista de los alimentos que se necesitaban (…) se pedía harina de trigo, azúcar, aceite (en lugar de manteca), papas, cebollas, polvo de curry, sal y pimienta, y como carne, carnero. Al día siguiente el muchacho de la carnicería cometió un gran error al traer el carnero en la misma canasta que los bifes para la cuadrilla italiana. El sirdar (capataz) me explicó que la vaca es un animal sagrado (…).


El 1 de febrero se tomaron los nombres de los hombres para los libros y se descubrió que de los 60 (componentes de la cuadrilla hindú) había 51 que terminaban en ‘Singh’, que ahora sabemos que quiere decir que ellos son Sinks; de hecho, estos hombre vienen del Punjaub, cerca de los confines de Cachemira (…).


Una vez que sus nombres fueron registrados se les dio palas y carretillas; éstas últimas les causaron mucha diversión y comenzaron a correr carreras. Más tarde, vi que varias carretillas eran llevadas al campamento, un muchacho (…) la llevaba de la rueda y otro de los dos mangos (…).


A la mitad de la cuadrilla se los puso a apilar y limpiar ladrillos que quedaban de la demolición de un viejo tinglado (…). Los hombres comenzaron primero cada uno, un ladrillo a la pila que estaba a una distancia de 50 metros. Luego de algunos problemas, se formó una fila y los ladrillos pasaron de hombre a hombre, pero no pude lograr que los arrojaran. Sé que alguna creencia religiosa les prohíbe arrojar cualquier cosa (…) .


Luego de cuatro días de trabajo, 28 de los trabajadores de la cuadrilla decidieron que la paga de $2,50 por día no era suficiente y pidieron un aumento o ser despedidos. El líder, llamado Bushan Singh, hizo varios viajes a Buenos Aires, pero no pudo conseguir un tipo de trabajo más conveniente (…). Finalmente se arregló que los 28 hombres dejaran San Martín para proseguir a Alto Fierro en la provincia de Córdoba para ser empleados en las nuevas extensiones del ferrocarril (…). La despedida fue muy emotiva (…), tenían las manos juntas como si estuviesen rezando, pero en realidad estaban ‘salaaming’ (reverencia oriental profunda que se hace con la palma de la mano derecha sobre la frente). "

Para finalizar, Conde relata que muchos de aquellos hindúes que llegaron para trabajar en el ferrocarril San Martín continuaron viviendo en el partido de San Martín, y sus descendientes lo hacen hoy en ese distrito y en el de Tres de Febrero; otro eligieron trasladarse a las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Muchos de ellos son reconocibles por portar, obviamente, el apellido Singh.

Fuente: Revista de Historia Bonaerense, Nº 32 (Noviembre de 2007). Los hindúes del ferrocarril, artículo de Roberto Conde, historiador argentino del partido de San Martín, provincia de Buenos Aires.