El complejo Tehuelche 8 - El final


La expedición conquistadora encabezada por Julio A. Roca en 1879, que constaba de unos 6.000 hombres equipados con el armamento más moderno del momento constituyó un éxito enorme para los planes expansionistas del gobierno de Buenos Aires: la frontera se extendió más allá del Río Negro y del Río Neuquén, se fortificaron mumerosas plazas a lo largo del territorio, se recuperaron unos 500 cautivos, que habían sido tomados prisioneros en diversos malones y se produjo -entre prisioneros y muertos- un total de bajas que ascendió a 14.152 indígenas.

A pesar de lo negro y poco promisorio del panorama, los aborígenes continuaron luchando como podía, con lo que tenían, atacando en malón, a principios de 1881, poblaciones fronterizas de las actuales provincias de Mendoza, Neuquén, Córdoba, San Luis y Buenos Aires. A raíz de estos ataques, Roca -convertido en presidente de la Nación- optó por reanudar las operaciones militares.

Ese mismoi año se movilizó una fuerza de 2.000 soldados, con el objetivo de capturar a los caciques Sayhueque y Reuque Curá, que mantuvo una gran cantidad de enfrentamientos con los aborígenes, con el consecuente saldo de indios muertos y tolderías destruidas. Los combates llegaron hasta las inmediaciones del lago Nahuel Huapi.

Arrinconados, empujados cada vez más al sur, los caciques decidieron no rendirse y lanzaron la consigna "es preferible morir peleando que vivir como esclavos", y lanzaron ataques contra el fuerte General Roca (actual provincia de Río Negro) y Cochicó (La Pampa). La contrapartida no se hizo esperar: 1.400 hombres del ejército, divididos en tres brigadas fueron en persecución de los últimos "rebeldes".

La primera brigada provocó, con sus operaciones, la muerte de 120 indios y la "presentación (rendición) de 100 y capturó a otros 448. La segunda fue tras Namuncurá, Ñancucheo y Reuque Curá, cayendo este último prisionero. La tercera fue en pos del tehuelche-araucano Valentín Sayhueque, señor del "País de las Manzanas", y hasta no mucho tiempo atrás en paz con el gobierno central y reconocido como autoridad entre los indígenas.

Lo que Martínez Sarasola denomina "El combate final" entre los aborígenes -liderados por Sayhueque e Inacayal- y el ejército se efectuó en 1884.

Muchos de los guerreros de Inacayal estaban armados con fusiles y carabinas, pero eso no fue suficiente, al cabo de distintos combates, otros caciques habían ido cayendo o habían sido tomados prisioneros, hasta que el 18 de octubre él y el cacique Foyel (otro importante cacique de la región, y aliado de Sayhueque) cayeron prisioneros.

Agotado, con las fuerzas diezmadas, su gente mal alimentada y agotada por la huifa permanente, el 1º de enero de 1885, Sayhueque se presentó junto a 100 guerreros y 2.500 indios "de chusma" en el fortín de Junín de los Andes (actual provincia de Neuquén).

Para concluir, cito ahora a Martínez Sarasola: "El exterminio de las comunidades indígenas de la Pampa y la Patagonia había concluido. El en periodo 1874/1884 murieron unos 2.500 indígenas, condición necesaria para consumar la obra posterior: el despojo de la tierra, la división política de los territorios ocupados, la transformación económica y el reemplazo de la población originaria por los colonos blancos".

Sayhueque, quizás por su amistad con algunos caracteres importantes del último cuarto del siglo XIX finalmente recibió tierras en las que él y su gente pudieron asentarse para vivir en paz, como siempre había manifestado. Sin embargo, aquellas que las comunidades aborígenes habían ocupado durante más de 10.000 años eran verdes y de ríos abundantes; a partir de la cesión del gobierno argentino, las comunidades debieron contentarse con malvivir en tierras ásperas y pedregosas.

Fuentes de la Serie: Martínez Sarasola, Carlos: Los hijos de la Tierra. Forgione, Claudia. Etonología General y Argentina. Wikipedia (en diversas entradas, todas enlazadas)

Imagen: Julio A. Roca, la figura más recordada de las guerras de conquista contra los pueblos originarios en Argentina. De Wikipedia.