Destacan el rol del Estado como tutor del patrimonio cultural

"No alcanza con obligar a una comunidad a que proteja su patrimonio cultural, sino que hay que motivarla a que se sienta identificada con esos testimonios materiales o inmateriales, que la distinguen de otras, y que definen su memoria y su esencia", sostuvo Giuseppe Proietti, secretario general del Ministerio de Bienes y Actividades Culturales de Italia. El funcionario fue el orador principal del Seminario Regional sobre Tráfico Ilícito y Restitución de Bienes Culturales en América Latina que, organizado por la Cancillería y la Secretaría de Cultura de la Nación, comenzó el lunes 30/11/09 y terminó el jueves 03/12/09.

El encuentro convocó a representantes de más de diez países de Latinoamérica, Italia y Francia, y se desarrolló en medio de oradores preparando sus ponencias, varios idiomas interactuando en las charlas de café, recomendaciones para ir al teatro a ver el musical "Piaf" e invitaciones a bailar tango.

En general, los disertantes coincidieron en señalar el rol del Estado como tutor del patrimonio cultural de un país, la importancia de la cooperación internacional para prevenir el intercambio ilegal de bienes y la necesidad de una legislación aplicada.

Giusseppe Proietti destacó la necesidad de incluir, desde las primeras etapas del sistema educativo, la valoración del patrimonio. "Es la forma en la que un pueblo se reconoce, contiene su identidad y distingue las fases de su desarrollo", definió. A la vez, el funcionario italiano subrayó la importancia de que el Estado desarrolle legislación aplicada al tema y de que, a través de instituciones especializadas, se haga cargo de la tutela de lo que es considerado patrimonio de cada país, tal como se estableció en la Convención para prohibir el tráfico ilícito de bienes culturales de la UNESCO, que data del año 1970. Sin embargo, sostuvo que mientras las leyes no estén desarrolladas ampliamente, los acuerdos internacionales consensuados pueden suplir ese vacío.

Proietti vinculó el gran desarrollo que tiene el tutelaje estatal en Italia con la estratificación de su cultura: "La Roma clásica, el Renacimiento, los pequeños Estados que actualmente constituyen la República, habitaron la misma tierra y se descubren en cada pueblito. Por pequeña que sea una comunidad, la iglesia, el palacio o el castillo se constituyen en polos que nuclean a todos sus habitantes y que los hacen sentirse propios de ese lugar".

En cuanto a la situación latinoamericana, el funcionario hizo referencia a las conquistas española y portuguesa como causas de que el patrimonio autóctono se viera opacado, o al menos intervenido por las tradiciones europeas, y señaló la necesidad de revalorizarlo. Por otro lado, enfatizó en las posibilidades económicas que, por la vía de la explotación turística, abren una preservación adecuada del patrimonio. Para cerrar, volviendo a la problemática general del seminario, Proietti remató: "No es justo que el habitante de un país no pueda ver su propio patrimonio cultural, que le permite reconocerse en el mundo. Hay que desarrollar métodos cada vez más incisivos contra el tráfico ilícito".

Argentina y la región, sensibles al saqueo
Alberto Petrina, Director Nacional de Patrimonio y Museos de la Nación, sostuvo que la Argentina y la región en general fueron históricamente sensibles al saqueo patrimonial, de doble dimensión: "En un primer momento hay un saqueo físico, imperial, los conquistadores se llevan lo que encuentran; luego, el saqueo es espiritual y tiene que ver con la identidad, algo que nos perteneció es mostrado en un museo a miles de kilómetros", denunció.

A modo de ejemplo, comentó la subasta de una máscara tafí en Francia, que salió ilegalmente del país en los años 50 y que el Estado intenta recuperar. Se trata de una máscara, que según expertos ha sido tallada en el período temprano, entre los años 100 a.C. y 500 d.C. (aunque en el catálogo figura como del período formativo, anterior al temprano), que perteneció al pueblo Tafí, en la zona de Tucumán. Petrina también mencionó la exhibición de una corona del emperador mexicano Moctezuma en Viena. "La piezas que permiten que culturas como la maya, la azteca o la africana estén a la altura de Grecia o de Roma, no están en su lugar de origen para que la comunidad pueda valorarlas como propias, sino en los países centrales; hay una debate abierto allí, y hay que darlo", concluyó.

Noticia publicada por el diario Clarín.